El periodismo, víctima de las élites de poder

CARLOS CAMBRÓN– JURISTA

 

La realidad de un oficio tan importante, como es el periodismo, está en estos momentos tocada profundamente. Una profesión sometida a los medios de comunicación que han demostrado estar vinculados a los poderes que actúan malintencionadamente.

El derecho a la comunicación es imprescindible en democracia. El artículo 20 párrafo b) de la Constitución española establece el derecho a una información veraz. Esto implica cumplir con unas obligaciones que eviten chocar con el derecho al honor y a la intimidad, como condición de una sociedad libre y capaz de pensar críticamente para construirse una opinión. Es por esta razón, que el derecho a la comunicación debe ejercerse con libertad de expresión para una mayor pluralidad. Pero recalco, siempre que la información sea veraz.

Y esta insistencia por la veracidad de la información no es de carácter político. A partir de la Sentencia del Tribunal Constitucional nº 6/1988, de 21 de febrero, el derecho a la veracidad informativa es una exigencia de protección constitucional. Esa exigencia es la diligencia profesional y no negligente.

Esta diligencia no es más que la comprobación de la veracidad de los hechos. Es clave la Sentencia del Tribunal Constitucional nº105/1990, que comprende la veracidad como la información comprobada, de acuerdo con las reglas de la profesionalidad informativa, dejando fuera a las invenciones, rumores o insidias. De manera que, según la doctrina, dentro del conflicto con el derecho al honor, se desprotege la mentira y la información proporcionada con manifiesta incompetencia profesional.

Toda esta pequeña masterclass de Derecho constitucional, parece que haya sido olvido de quienes por lo visto, se han dedicado a inventar o falsear informaciones para el ataque a un adversario político (y esto, es denunciable, independientemente del color político). Sólo necesitas un restaurante, al comisario Villarejo, a Ferreras, Eduardo Inda, Mauricio Casals, Francisco Marhuenda, Ana Terradillos, o al reciente, pero menos sorprendente, Alfonso Rojo, entre otros, para hacer un negocio redondo que atenta los principios democráticos. A nivel privado, es como los cárteles que se reúnen en los restaurantes para repartirse los precios y machacar la libre competencia, como es el caso de las constructoras de Florentino Pérez, pero esto es harina de otro costal.

De nada han servido las explicaciones de Ferreras días después de la divulgación de las grabaciones realizadas por el propio Villarejo, porque es incongruente decir que desconocías que la información que emitías era falsa cuando reconoces en la misma grabación que “es burdo” esa cuenta en las Granadinas a nombre de Pablo Iglesias por un importe de 272.000 dólares del gobierno de Maduro, pero que lo vas a emitir para contentar a Eduardo Inda, a quien consideras un hermano.

Curiosamente, esta noticia se divulgó a poco de la entrada de Podemos en las primeras elecciones europeas de 2014, así como que la fundación de OkDiario se remonta en el mismo año en que Podemos se presentaba en las primeras elecciones autonómicas de 2015, tal y como ha manifestado en algún medio el periodista Ernesto Ekáizer. Que quede claro que no insinúo, sólo me ciño a los hechos.

Hasta el día de hoy, nos hallamos ante el fenómeno de los bulos, tanto a nivel nacional como internacional. Medios tan vergonzosos como “Estado de Alarma”, donde un Javier Negre actúa de vocero de Vox, ya sabemos, evidentemente, cómo se las dan para difundir noticias. Transmiten, lógicamente, una carencia de pedagogía intercultural, antirracista, y anti ideológica, ya que lo que transmiten es propio de un “cuñadismo” exacerbado.

Obviamente, toda esta situación, es un firme ataque a la democracia porque es imprescindible en democracia informar debidamente a la ciudadanía con libertad de expresión, pero con información veraz. Lo sucedido con el caso de Podemos ha sido manejar o influir en el votante (repito, independientemente del partido político, es inadmisible).

No sabemos perfectamente si, como diría el “Molt Deshonorable President” Jordi Pujol, se estirará de la rama hasta que caigan todos. Pero por lo que podemos conocer, es de esperar que nos topemos con varias sorpresas.